Como quiera que cuando hablamos del Caribe nos referimos en forma general a la región que es bañada por nuestro mar Caribe, en este caso especifico la costa atlántica colombiana.
Podíamos comenzar desde la península de la Guajira, y terminar en los límites de Córdoba y Antioquia, por donde usted se le meta esa sabrosura que tiene nuestro folklor, y si hablamos de cultura entonces digamos que sin cultura no hay folklore, ya que cada una se lleva entre si una historia propia y de muy profunda investigación cuando tratamos de separar una de la otra.
Pero hablemos entonces de ritmos del folklore , de cara región en el Caribe colombiano, y nos damos cuenta que la identidad, cultural de cada región siempre nos lleva la a representación ancestral de costumbres netamente indígenas donde a través de ritos acompañados de tambores y una serie de instrumentos autóctonos y propios de su cultura. Nos dejaron enclavados en nuestros pensamientos y recuerdos notas, y danzas que hoy en día todavía vemos en cualquier rincón de nuestra costa Caribe.
Indios guajiros, negros palanqueros, y una decenas de tribus nos manifestaron y nos dejaron una cultura folklórica donde en una gama de ritmos, y danzas. Podemos escoger hoy día cualquiera de esos y hacer con sus melodías o con sus sonidos cualquier otro ritmo musical, claro descomponiendo y ordenando en el pentagrama la que se sienta con mayor gusto la que sepa el maestro que será una melodía de muchos éxitos.
Pero en la región de la sabana, más concretamente partiendo de las sabanas del autentico, como en Sabanalarga, donde no parece que las melodías de los diferentes ritmos foráneos tuviesen ese arraigo y la tradición del porro, la cumbia, el mapalé se hubiese quedado por siempre en ellos, y que decir de los samarios con ese ritmo caribeño, con los sones, y la música tropical que en ellos da muestra de que son caribes de que son costa.
Del folklor vallenato y de trayectoria internacional, que hace grande también nuestras costumbres culturales y tradiciones folklóricas.
En bolívar la cultura y la tradición se fue quedando en los ritmos autóctonos de su raza, esa raza negra que tiene picante, que tiene ritmo, de cultura africanizada pero de talento propio del negro costero nuestro si no fíjese en palenque, en su ritmo , su cultura, y grandeza musical, donde junto con san Andrés y providencia dan muestras de un extranjerismo, pero que desde hace años luz, este se fue quedando enraizado en sus tradiciones y se fue como que mezclando con la cultura india y se dio un nuevo género musical en ellos, que lo disfrutan . lo difunden y lo defienden .
Las sabanas de Sucre y Córdoba no se quedaron atrás, y si que se engrandecieron, y se convirtieron en la vitrina folklórica de la costa y Colombia , nuestra antepasados como que hacían parte del coro celestial de los dioses de las melodías, que descifraron el sonido del viento como lo más grande para nuestra región, primero con sus pitos atravesaos sus gaitas largas sus flautas de millos, sus maracas sus tambores en fin todo lo que le diera ritmo, pero apareció entonces ese ritmo que nos vuelve locos que nos sube al cielo y nos vuelve a bajar que nos llena de sus melodías y que despierta en nuestras gargantas esos gritos, que encierran en sus guapirreos , nuestras mas sentidas tradiciones, si su majestad el porro, ese que cruzo las fronteras ese que nos identifico, como región Caribe como costa alegre y jovial.
Gracias abuelos, gracias, maestros, el porro, de sucre y de córdoba no son más que hermanos de una misma sangre, de un mismo fin de una misma cultura y de un gran folklore.
Tenemos identidad cultural entonces en nuestra región Caribe tenemos folklore tenemos cultura propia y autóctona, esa que nos dejaron los indios pero que perdurara para siempre en nosotros.
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